Cuando escribo estas líneas sigo en shock. A pesar de que todos hacemos el Logroñés en la medida de nuestras posibilidades, bien pagando el abono, entradas, comprando material, yendo a los partidos, vendiendo y comprando boletos de rifas, difundiendo por redes, trayendo nuevos aficionados... la aportación es nimia en comparación con la de los voluntarios y los profesionales que están dando el callo día a día.
Y es en ese día a día, cuando es inviable pedir respaldo en cada decisión donde está el meollo de la cuestión. Supongo que los directivos se ven muy solos cuando tienen que tomar esas decisiones, que sí o sí, nadie va a entender, y probablemente casi nadie cuando llegue la asamblea y se rindan cuentas.
Hoy toca dar el apoyo a directiva, incondicional, una vez más. El Logroñés está por encima de todo y de todos. Unos dirán que es cobardía, pero tiene que haber prudencia, sin olvidar lo que hemos crecido y a dónde hemos llegado, sobre todo teniendo muy en cuenta nuestro tamaño actual y sin olvidar la ausencia de respaldo. Hemos elegido el fútbol popular y por lo tanto nuestro camino no será el fácil ni lo reconocerán las instituciones. No hay redes ni se podrán cubrir grandes pérdidas. Hipotecarse o asumir déficits no es una opción.
Me gusta ser optimista. Logroño, ciudad que respeto y amo, en el tema futbolístico no da muchas opciones actualmente. No tiene gran tradición futbolera y ha dado la espalda a su fútbol (ya lo expliqué en La triste historia del fútbol en Logroño (o La Rioja) con más calma) pero creo que no podrá negarse eternamente si se sigue una línea de coherencia y se pica piedra bastante tiempo. Toca seguir luchando y sembrando en espera de una nueva generación no tenga el sofá en sus prioridades futbolísticas. Mientras tanto hay que esperar a ver si esos aficionados que hoy no quieran barro se decidan a venir a las Gaunas.
Teniendo los pies en el suelo, no saliéndose del tiesto, hemos encontrado buenos técnicos que han sabido buscar buenos jugadores. Y se ha conseguido una identidad de buen juego, desparpajo y sobre todo solvencia deportiva y económica. No hay casualidad, se trata de crecimiento, más allá de que la pelota entre o no, donde no parecía haber más que jugadores de saldo.
La marcha de Raúl Llona y la de Miguel Chocarro deja lógicas dudas. El proyecto tiene que volver a inventarse. No sé en qué circunstancias exactas se han ido. Lo que me puedo imaginar sin equivocarme es que ambos emigran para crecer, a proyectos de más enjundia. Aquí no tenían la presión de los resultados y la obligatoriedad de los ascensos, pero es cierto que al Logroñés le queda tiempo para ser una plaza consolidada (y sí, pagar más).
¿Habrá sido una cuestión de dinero? ¿Su propio salario o la inversión en renovaciones o nuevos fichajes de jugadores? Pues posiblemente caben todas las explicaciones y todas son comprensibles. Pero no conviene olvidar que las carreras futbolísticas son cortas y los trenes a veces no vuelven a pasar. Puede ser que las decisiones estuvieran tomadas con anterioridad. El fichaje de Iker Unzueta por un equipo de la primera división portuguesa muestra que la proyección está en la ecuación. A lo mejor ven la grulla en Do Dragao o en Da Luz... Aquí, como muchísimo, podíamos ofrecerle el doble de su ficha este año y que la grulla se viera en insports...
Poco más puedo decir. Sigo maravillado por el año que hemos podido disfrutar. No ha sido fácil, pero creo que se puede volver a conseguir. Con trabajo, con imaginación y con la inconsciencia de esos mil quinientos que sé que van a ser más y que suenan como si fueran no sé si el doble o el triple o más.
En cuanto a Raúl y a Miguel, lejos de pensar en traición y mucho más de intentar especular sobre otras razones, tengo claro que ha llegado su momento. Suerte donde vayáis. Ambos tenéis un admirador blanquirrojo en Aluche. Ojalá nos volvamos a encontrar. Y lo mismo para todos los jugadores que se vayan.
Un saludo del Abu, Aupa (SD) Logroñés
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