Supongo que lo que es justo cuando miro hacia atrás es aceptar algo de decepción. He comprendido y aceptado el año de transición que indicaba Simeone y aunque no quise caer en el triunfalismo del partido de Nueva York el verano pasado, supongo que sin querer me dejé llevar.
Lo cierto es que parece haber una trayectoria descendente en los últimos años de puntos y goles. Atrás quedan los títulos logrados y ese cielo que se pudo tocar en Champions. Queremos más y no termina de llegar. Al final León y todos esos empates junto con esa derrota ante el Leipzig (otra vez Lisboa) pesan más que el objetivo cumplido.
Pero ¿por qué? Creo que hay que mirar más allá de este año. Diego Pablo Simeone llegó para ser paraguas. Todavía me avergüenza recordar que mi opinión sobre su llegada era que se prestase al juego del dúo que lleva el Atleti (más allá del chino o israelí de turno). Pero el caso es que su principal culpa ha sido hacernos olvidar la enloquecida huida hacia adelante de los propietarios, con una bochornosa gestión económica y su poco o ningún respeto por la afición, la historia y sus símbolos.
Con aquel equipo que se encaminaba al precipicio tras la destitución de Manzano y unos cuantos remiendos se soñó y se campeonó. Como bien decía mi amigo @Propanprul todos pensamos que se podía dar la vuelta a esa gestión ahora que con poco se podía haber conseguido mucho, de algún modo podía encontrarse un camino.
Pero, y ahora sí voy con este año, hemos visto que la cabra tira al monte. El Atleti de hoy hace caja. Operaciones que nadie entiende, jugadores que llegan para marcharse a cesiones eternas, supuestas compras a coste cero que luego resultan no serlo, lo jugadores que juegan donde quieren pero que nunca piensan en quedarse en el Atleti o deudas que nunca se liquidan por no hablar de la venta del estadio y el coste del nuevo.
El resultado es un equipo por ensamblar. Una vuelta a ese equipo casi sin alma que dejó Manzano, con una sola diferencia: El listón está en la final de Champions o en la Liga del cabezazo de Godín en el Camp Nou. Capaz de dar días geniales o heroicos, pero también de empates melancólicos que recordaban más aquellas infames tardes del año del descenso. Oblak, Koke, Felipe... y luego dudas.
¿La clave es el estilo cagón (supuesto) del Cholo? Pues me temo que sí. Te podías ir a la guerra con gente que tenía limitaciones, pero tenían el libro dentro y confiaban ciegamente. El día de Turín y en muchas jornadas antes del coronavirus, descubrimos que hoy no es así. No se defiende igual y arriba o no hay pólvora o es para el futuro. No justifico al Cholo al 100%, seguro que él mismo es consciente de sus errores, pero creo que a este cesto le falta mimbre y tiene mucho trabajo pendiente.
Hoy muchos piden su cabeza. Cobra mucho, (repito) es muy cagón, no aprovecha a la gran plantilla... Una letanía que no critico, pero en la que no veo construcción. Me temo que se subirán a futuros carros ganadores pero que tendrán fácil mantenerse en perfil crítico si un entrenador más barato o preciosista tampoco da con la tecla. Seguramente no tengan más perfil que "otro".
Tras la propiedad (eterno y verdadero problema), el Cholo y los sectores de la afición (no culpables, pero se alejan con tanta crítica del espíritu del seguidor atlético, venga, repartiré carnets) vamos con los jugadores.
Un primer grupo son los incuestionables. Ellos hacen que esto funcione. Oblak, Koke, Saúl (más por presencia y por sus goles oportunos). Añado a Thomas y Savic quienes cometen errores pero se han ganado estar aquí y entiendo que deben seguir.
Luego van los de la esperanza. No han sido regulares, pero se ven posibilidades. Sus desapariciones han sido parte del problema, pero han aparecido. Felipe, Arias, Lodi, Trippier, Joao Felix (ciento veinte y algo millones no significan consagración ni madurez, pero pueden llegar) y tras el confinamiento Ferreira Carrasco. Añado aquí a la revelación de Liverpool, Marcos Llorente. La exuberancia en ataque, pero que no aportó nada buena parte del año y sobre todo en el puesto de mediocentro, para el que vino con el 14 de Gabi...
El tercer grupo tiene a los que ni son problema ni son solución: Forman parte del paisaje. Lo mismo que vinieron y pueden tener oportunidad se pueden marchar. Adán (ya se fue), Giménez y Correa (lo siento, esperaba madurez y mucho más de ambos, no espectáculos y goles puntuales), Hermoso (maneras y poco más) y Vrsaljko (cumplió contra el Liverpool).
Y por último los de ya vale. Diego Costa (eran otros tiempos), Vitolo (nada de lo que prometía), Morata (pedir perdón y tal), Herrera (aunque vengas gratis no se puede venir sólo a mostrar lentitud). No haré comentarios sobre Lemar y Saponjic.
En fin, si tenemos que el 80% del grupo incluye a jugadores que ni están ni se espera o que pueden ser, o que han sido a ratos... en fin, el panorama es desolador. Y no espero grandes vuelcos en la situación de burbuja, confinamiento, restricciones y COVID-19 que tenemos encima.
El futuro próximo es lidiar con gran parte de este grupo, del que me temo habrá alguna salida significativa y muy pocas llegadas (seguramente ninguna estelar) y confiar que lo visto en las últimas jornadas de liga sobre la firmeza defensiva se asiente y no se vaya. El futuro llegará con esa base. Revertir alguno de esos fracasos individuales actuales a lo mejor es posible.
Nada más, hasta aquí el rollo. Esto es el Atleti actual. Pero ahí sigo, esperando y soñando. Soy así. Ah, y prometo volver a escribir pronto.
Un abrazo del Abu