jueves, 15 de octubre de 2009

Maradona: Que la siga chupando... o mejor besando

Son muchas las imágenes que me vienen a la mente cuando me acuerdo de él. La última es la de anoche, cuando celebraba abrazado a Bilardo la clasificación para el mundial y gritaba el ya famoso "que la chupen".

No, este no va a ser un post en el vaya a censurarle. Cierto es que se le ha criticado con motivo, ha estado a punto de dejar fuera del mundial a un equipo con grandísimos jugadores, por su ineptitud como entrenador. Decía un periodista argentino que el problema es que no sabia de futbol. Sabias palabras, Maradona jugaba al futbol, no lo pensaba, no lo discurría y por eso naufraga en el banquillo.

Tampoco quiero defenderlo. Sí, es un genio. Sí, es un niño consentido. Sí, es un juguete roto... todos son excusas y quizá todas válidas, no como disculpa, sino como explicación. En muchos casos, la prensa que ahora le ha mordido, fue la que le encumbró y le permitió todo y tal vez eso es lo que tenga tan excedido a Diego.

Pero no, hablaba de imágenes. El futbol encumbra a seres, los hace mediáticos. El proceso que hoy viven jugadores como Messi, Kaká, Cristiano... se ha dado de una y otra forma en las estrellas del futbol, cada vez más exagerado, pero siempre se ha dado. Maradona fue para mí el primero ya que don Alfredo Di Stéfano, Pelé, Beckembauer, Cruyff... ya estaban retirados cuando empecé a asomarme a esto del futbol.

No voy a colgar las fotos, pero son fáciles de situar. La primera imagen es del mundial de España'82. Maradona con barba de tres días, comiendo chicle antes y durante el partido con Italia y con aire de enfado. Los italianos aburrieron y desquiciaron a los argentinos y les ganaron. Maradona se fue a la calle por una fea entrada a Batista. Luego vino al Barça...

La segunda es en el mundial de México. La gente recuerda la mano de Dios, pero mi recuerdo es esa fantástica jugada en la que dejó tirados a seis ingleses y se fue tropezando a celebrar el gol a la banda. Bilardo en la banda. Por entonces creo que ya estaba en Nápoles.

Cuando empezaba a saberse algo sobre sus problemas con las drogas (creo que ya dió algún positivo y estuvo sancionado) vino al Sevilla. No duró mucho, pero le recuerdo haciendo malabarismos en medio de un partido con una bola de papel de aluminio... Estaba más gordo y tenía algún largo mechón en la nuca.

En el mundial de EE.UU. se marcharon mis últimas esperanzas. Le recuerdo dos imágenes, una metiendo su último gol y en la celebración se encaraba con una cámara y en la otra al final del partido cogiendo de la mano, como si fuera su novia, a la asistente que le acompañaba al control anti-doping que le enterró.

Las dos últimas, anteriores a las de ayer, son algo menos positivas. Una cuando le sacaban de una fiesta puestísimo de drogas, con esa sonrisa y la mirada perdida entre una nube de periodistas. La otra gordo como un tonel, hablando en TV de como habían dado agua con somníferos a varios jugadores brasileños en un partido.

Para mí, ha sido el más grande, el que he visto, con el que eché mis dientes como seguidor de futbol. Habrá otros, que moverán más y que ganarán más, pero no serán como él. Seguro, que hay miles de imágenes, cada cual tendrá las suyas. Yo me quedo con éstas, especialmente las buenas, porque sé que son más grandes que las malas y en especial que las que deja últimamente. Por eso, como en la foto, que he añadido a esta entrada, es preferible que bese, a que chupe.

Un abrazo

Jesús (a.k.a. Abu)

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