martes, 25 de abril de 2023

La triste historia del fútbol en Logroño (o La Rioja)


No es objeto de esta entrada volver a contar el todavía más triste final que tuvo el Logroñés (el Club Deportivo, el que trajo el famoso "Gol en las Gaunas" que todo el mundo recuerda). Pueden buscar gente en la red que lo cuenta con el dramatismo que se merece. Lamentablemente esta triste historia es de sobras conocida dentro de La Rioja, me encantaría dar soluciones. También digo que no hay más solución que dejar los escrúpulos y confiar en esos proyectos de barro. Es probable que florezcan algún día...

No, quería discurrir un poco sobre la actualidad del fútbol logroñés (y el riojano) en las categorías cercanas al profesionalismo. En todo el maremágnum de fallidos luce únicamente el equipo que tengo como propio. La Sociedad Deportiva Logroñés sigue creciendo como club, a pesar de la falta de aficionados (volveremos sobre esto), el desdén de muchas instituciones y posibles patrocinadores y el desconocimiento y el equívoco de los aficionados de otras regiones y categorías. 

Adelanto conclusiones: La clave del éxito  está en el director deportivo Miguel Chocarro viendo y buscando jugadores cada día y encontrando cada año un plantel perfecto totalmente ajustado a lo que necesita Raúl Llona y con todos los puestos cubiertos. Una directiva amateur que deja trabajar y que no mete presiones gratuitas e innecesarias hace el resto. A partir del minuto 14 de este programa de la televisión local TVR Miguel Chocarro explica tranquilamente su trabajo y su manera de entender su puesto creando estructura y sembrando para la llegada de jugadores interesantes.



Cada descenso y cada fracaso tiene sus factores propios, pero me temo que en las circunstancias que rodean a la UD Logroñés y al Calahorra en primera Federación y al Racing Rioja, la UDL B, el Alfaro y el Arnedo hay varios factores comunes. No puede ser de otra forma para que seis de los siete equipos riojanos vayan a bajar de categoría en el mismo año y con bastante antelación, desarrollando una temporada con dudas, mal juego y puestos bajos casi cada jornada.

La verdad es que da igual que los clubes tengan antigüedad o sean de reciente creación. El fútbol de barro no llama a los aficionados riojanos. La agonía del Club Deportivo Logroñés movió entre la afición la necesidad de crear un nuevo equipo de cero, en categoría inferior y sin deudas. Lamentablemente la llegada de ese club fue acompañada de cariño y buenos deseos, pero casi todos los aficionados riojanos cambiaron el frío y las butacas o el cemento por el PPV y el sofá o el bar más cercano. 

Y ahí siguen. Unos lamentan la marcha de los talentos jóvenes a grandes equipos vascos, navarros, cántabros y otros aconsejan fusiones a los equipos actuales. Pero sólo se deciden a ir a los estadios cuando un grande asoma por la Comunidad gracias a algún amistoso de pretemporada o sobre todo, a un emparejamiento de Copa del Rey. Entonces sí, previa discusión de la idoneidad de los medios técnicos del campo en cuestión, los aficionados vuelven a donde deben estar. Donde el fútbol se disfruta.

Otras excusas: Es una comunidad pequeña, debería venir algún inversor o mecenas... cuando lleguéis a primera hablamos... El caso es que los campos no se llenan y el número de abonados es muy bajo.

A nivel deportivo (no olvidemos la situación de la categoría y sus ingresos gracias al modelo Rubiales), el problema de estas categorías es el eterno contrato de un año que hace que los cambios a la totalidad de las plantillas sea la realidad de todos los inicios de temporada. Aunque aquí hay diferencias, esto no ayuda. De una manera o de otra la apuesta de cambiar la plantilla (incluso para la SD Logroñés) es muy arriesgada. Hay que tener un trabajo de búsqueda constante, encontrar los jugadores adecuados y evidentemente tener el entrenador ideal. Si falla cualquiera de estos eslabones, el proyecto naufraga.

Aquí tengo que reconocer mis limitaciones y me ceñiré a lo que tengo más cerca. Juan García parecía ser un buen sustituto para Docampo en el Calahorra. Pero nunca llegó ese click que hubo el año pasado. Edu Arévalo hizo el mismo trabajo, tenía la plantilla al empezar el trabajo, pero no hubo mano de entrenador hasta que no llegó Pouso, quien por cierto tuvo que aceptar un puñado de bajas de jugadores poco o nada implicados. Ha logrado competir y gana algunos partidos pero no en casa. Seguramente sólo sirva para descender con orgullo. Pero era impropio verlos ya descendidos en la primera vuelta.

En la UDL llevan dos años llamando a última hora a un director deportivo y fichando remiendos de última hora con cierto renombre no exentos de calidad, pero sin ningún tipo de nexo de unión ni política deportiva clara. La salida de Carlos Lasheras, como la de Manu Franco y la más que probable de Dupi (si no se ha producido ya) vuelven a traer la duda sobre ese trabajo de búsqueda que ahora que se acerca el final de la temporada tiene que llevar YA a la nueva plantilla.

Y me dirán, si todo es tan malo, ¿cómo se llegó a la fase de ascenso el año pasado si los mimbres llegaron igualmente tarde? El año pasado había dos tipos con mucha personalidad arriba como Guarrotxena y sobre todo Dubasin que cubrieron malos partidos con goles. Este año han sido sustituídos por Clau y Vinicius Tanque. Y aunque Gonzalo Crettaz es buen portero pero Jon Ander Serantes es portero de primera.

Por cierto, yo lo denosté en Navalcarnero. Aún superado por los hechos Aguilá ha sido el único que ha sacado algo positivo de ambas plantillas. Ni Mere antes, ni Natxo González o Sergio Rodríguez después han sido capaces de romper con la inercia. Lo tenían complicado pero nada aportaron.

¿Qué queda ahora? Cuatro mil quinientos socios muy jodidos buscando culpables. Se dejaron deslumbrar por promesas vacías y jugadores de cierto renombre por parte de un dueño y un club que dispone de medios, pero se empeña en desdeñar los tiempos del fútbol. Muchos de ellos se plantean hoy volver al sofá. Algunos lo tendrán decidido y se arrepentirán y se abonarán. Otros vendrán a la SD Logroñés... pocos. 

Otros siguen buscando el mirlo blanco, el mecenas que ponga la pasta y vuelva a traer la primera división a La Rioja. No se dan cuenta de que casi nunca existen, que lo único que cuenta es el trabajo en el barro y que como mucho vendrá un pirata o un palomo cojo. Mientras tanto sólo unos cuantos locos seguimos el fútbol riojano. La historia es muy triste... lo sé, pero no hay otra. Tiempo tendré para hablar más y mejor de mi equipo.

Un saludo del Abu