viernes, 16 de mayo de 2025

No lo sé... pero no puede ser.

 


Habrá tiempo para hacer resumen, pero como he escrito poco sobre el Atleti, la tentación más allá del lamentable partido de ayer en Pamplona, es revisar un poco lo que ha sido tendencia en las últimas jornadas, especialmente fuera de casa. Es una pena que en este tramo hayamos vuelto a caer en lo que ya vimos el año pasado. 

Ayer la entrevista a pié de campo mostró a un Koke serio. A la pregunta de la causa del juego soltó un "no lo sé" con gesto incómodo. No lo quiere decir. El equipo renuncia fuera de casa. Es cierto que la temporada es radicalmente distinta al año pasado y estas renuncias (borrarse, desidia, pasear... podéis elegir) son un colofón que no puede ocultar el cambio, pero sí lo empaña.

Mirando atrás, la temporada tuvo un momento parecido, pero la aparición disruptiva de Giuliano Simeone  rompió, más bien reventó, lo que parecía tendencia depresiva, además de la extraordinaria situación física que llevó a marcar diferencias y goles al final de los partidos (mérito de Luis Piñedo). Llegaron los triunfos y incluso el liderato. Pero poco queda de eso. Ni siquiera Giuliano, desconozco si tiene otras labores o que ya el físico no le da. 

¿Son los jugadores? ¿Es Simeone? Koke también habló de contundencia en las áreas y si bien es cierto que atrás el equipo no es tan seguro  arriba apenas llega. De hecho el partido de ayer mostró un equipo incapaz de tener éxito en los pases en profundidad en campo rival, especialmente de tres cuartos hasta la portería.

Todos vimos las carencias en los fichajes. No fue sólo lo que no vino, sino que lo que ha venido no se ajusta a las necesidades. La sensación es que faltan piernas, hambre y calidad. No hemos vuelto a la casilla de salida, pero... uffff, es tentador decir que hay una revolución pendiente. A pesar de todo lo bueno, un equipo humilde con empuje y orden como Osasuna (fue el Benfica en esa primera mala época también) te puede reducir a cenizas.

Así que no puede ser. Porque no es un mal día, porque puede sonar a tendencia y parecer un techo de cristal. Griezmann no aporta, Sorloth no remata más que una, Julián muere de inanición, Correa ni sonríe... no no es contundencia. No hay fútbol y eso acojona. Y no vale decir que no nos jugábamos nada, que el objetivo ya está conseguido. No me vale que no sepan por qué o que pidan perdón. No puede ser.

Un saludo del Abu

miércoles, 14 de mayo de 2025

Un peluquero, el viejo Metropolitano, el futbolista y unas banderitas


Hoy no toca crónica. En otro tiempo se me hacía la boca agua cuando alguien me contaba que había recibido la insignia por haber sido 25 años socio del Atleti. Tengo muy presente hace ya varios años que dejé de ser abonado y lo que hoy Atleti denomina "socio" ya no tiene que ver con aquellos que pagaban las cuotas, votaban a los presidentes y decídían el destino del club en las asambleas en la época previa a ser S.A.D. 

Hablaré del evento, del reconocimiento y de la ilusión, pero antes toca recordar mi historia con el Atleti. Es probable que muchos datos que me contaron de pequeño y después no me he atrevido a repreguntar estén malentendidos o malrecordados, pero os aseguro que con buena fé. No soy "gato" porque mis dos abuelas y mis dos abuelos fueron emigrantes, como tampoco soy colchonero de larga tradición familiar. 

El rollo con el Atleti, creo que empieza con mi abuelo paterno Lope Prieto Ocampo. Salió de su Alía natal (Cáceres) con el oficio de peluquero aprendido a los 12 años, pero como él decía se fue como los gatos (genéricos, no madrileños) "haciendo fu". Había que buscarse la vida. Adoraba su tierra y encontrarse con otros extremeños, pero casi nunca volvió. Sólo recuerdo una foto de él, ya muy mayor, con mi padre en su pueblo.

El caso es que era capaz de hacerse amigo de cualquiera. Era muy simpático y hablador y siempre encontraba la forma de llegar a la gente. Y ser peluquero le ayudaba. Siempre decía que la cuando le pasas la navaja por el cuello alguien tiene un incentivo para tener confianza. Gracias a ello encontraba pequeños complementos económicos (siempre dijo que era millonario en glóbulos rojos). Uno de ellos gracias a algún conocido (amigo) en el Atleti. Pasó  a ser inspector de porteros los domingos por la tarde en el Viejo Metropolitano.

Por ahí entró el Atleti en mi familia. Lógicamente mi padre y mi tío iban de gorra al fútbol. Al principio los segundos tiempos porque a mi abuela Feni le aburría soberanamente y les vendía la moto de que lo mejor del partido era al final, hasta que se dieron cuenta de la trampa... Vivían en Estrecho y hasta el Metropolitano sólo había un paseo. La cosa cambió con el traslado al Manzanares (entonces no era Vicente Calderón). Ya pillaba más lejos. La plaza de inspector según tengo entendido se la quedó su hermano pequeño Máximo.

El Atleti llegó a la familia para siempre. Sólo había que dar un empujoncito de vez en cuando a la siguiente generación. Un uniforme completo (entonces no había marcas) fue un paso importante. El otro fueron unas banderitas que se ponían con un mastil de estaño en la bicicleta. Un amigo apareció con una bandera de España y otra del Madrid y cuando se las pedí a mi padre me dijo que la de España vale, pero la otra tenía que ser del Atleti. Con cinco años no tenía yo mucha coherencia atlética...

De vez en cuando mi padre me llevaba al (entonces sí) Calderón. El primer partido que recuerdo fue un 5-2 contra el Celta. Sólo recuerdo que el Celta tenía un jugador que se llamaba del Cura. Veo que fue en Septiembre de 1982. Y ahí aparece mi primo, el futbolista, la celebridad de la familia: Julio Prieto. Primo no directo, pero familia, pues era nieto del hermano de mi abuelo, Máximo de quien he hablado antes. Nadie me creía en el cole. Algún día cuando me encuentre con mis compañeros...


Muchas anécdotas, unos cuantos viajes, amigos que lo son para siempre (distintos compañeros del cole o la Universidad, el Tomi, los tr3zerianos, la gente de Aplasta Arteche, Uría y su twitch...), momentos heroicos o muy tristes... soy lo que soy por lo que he tenido en casa y me he ido encontrado, pero mucha culpa la tiene el Atleti. 

Hasta mi cariño por el Logroñés empieza gracias al Atleti. Mi primer partido en el Viejo las Gaunas fue un Logroñés - Atleti un mes de Agosto de 1986 que acabó empate a 1. 

La insignia de los 25 y el acto de entrega son el culmen. Aunque he llegado tarde. Me aboné cuando empecé a trabajar justo el año que acabamos descendiendo y lo dejé justo el año que empezó con Gregorio Manzano de entrenador y llegó el Cholo Simeone. Luego he tenido esa condición de "socio" que promueve la S.A.D. y que no tiene que ver con los antiguos socios que construyeron el Atleti.

Habrá más, pero ya ha habido bastante chapa, como bien dirían el Yayo y el irlandés esta vez con razón (y la que me he guardado).

Un abrazo del Abu


Pd. Aquel día conocí a Luis Aragonés. Y me dió miedo. Ya os lo contaré a los que lleguéis hasta aquí. Ya está bien de chapa.

martes, 13 de mayo de 2025

Reconocible

 


Recuerdo cuando Raúl Llona se refería a "reconocible" en cada análisis post partido. Aún estando de acuerdo con esta virtud, me temo que no le daba todo el valor que debía. Tras ver el partido en la distancia hay que subrayar todo el mérito de este equipo y por lo tanto reconocer este carácter. Un perro viejo como Pouso no va a permitir que se pierda la fuerza y el valor que han caracterizado su obra.

Ahora es fácil decirlo y valorarlo pero antes del partido, mi mayor temor era que el equipo, fuera de lo recorrido y disfrutado en el grupo del Norte en segunda Federación, se viniera atrás, se volviera tímido y no desarrollara todas sus virtudes ante un rival supuestamente con más medios, el presupuesto cubierto por un empresario de altos vuelos y un grupo regional con más prestigio.

Pero no. Apareció el Logroñés que hemos disfrutado. Un equipo respondón, sin complejos, con ganas de tener la pelota, generar y llegar sin descuidar sus espaldas. Reconocible, lejos del "a ver qué pasa" que siempre acecha en este tipo de partidos. Quizá en la primera parte se llegó menos, pero se controló el partido. 

Enfrente un CD Estepona con una plantilla muy competitiva, pero mostró respeto y en ocasiones miedo. ¿Al Logroñés? Hay que ser humilde, pero lo cierto es que los locales resultaron ser un equipo de cicatrices y sufrimientos pasados y el scouting les llevó a tapar las costuras. No buscaron ni supieron explotar las posibles dudas que pudo generar su gol y más si pensamos que hay error en los marcajes. 

Simplemente el Estepona se fue atrás y el partido resultó ser un monólogo hasta el final. Y volvemos con el reconocible. Con más mérito, tras el empate de Rubio, porque no dejaron de atacar. Probablemente, si se consigue el pase a la siguiente ronda, el rival que nos toque no será tan contemplativo, pero en este caso el susto podía más y los nuestros no cejaron. 

Para el domingo en las Gaunas espero el resultado de esa victoria psicológica, ya que no llegó la del marcador. El Estepona mantendrá sus precauciones a pesar del criterio que evita los penalties tras la prórroga. Buscarán un nuevo error y en ese caso echarán el cerrojo. Y no se olvidarán de la dureza mostrada en el partido de ida. 

Total confianza en los nuestros. Gran papel del once inicial y de los cambios. Bien lo reconoció el entrenador local. Ante un equipo de tantas precauciones, jugadores con movilidad y técnica que salen frescos como Sergio Gil, Urtzi Albizua o Alex Basurto es normal que hagan daño. Pero lo importante es el concepto: Es un partido más y nuestro Logroñés no puede ni debe renunciar a la clave de su éxito. Ser reconocible. Ahora no podemos mostrar complejos. El camino está claro.

Un saludo del Abu

Seguid soñando, malditos