viernes, 11 de febrero de 2022

Impresiones propias y depresiones en el Atleti



No puedo dar soluciones milagrosas. No termino de entender muy bien lo que está sucediendo en los últimos tiempos. Yo mismo me estoy alejando del fútbol, sé que eso de ojos que no ven... no se cumple, pero me he dado una distancia... es igual me está matando de la misma forma, aunque eso sí me ahorro el cabreo puntual. Quizá el problema es una depresión. Ese hoyo psicológico que puede ser de centímetros o metros, pero que existe y que es muy difícil de abandonar.

Ciertamente, tengo la impresión de que esto ya ha pasado. Seguramente haya algo más, algo que se da en el vestuario. Pero no lo sé y no lo voy a especular al respecto. Céntrate Chus, que luego dicen que das la chapa. La cuestión es que esto ha pasado, de ninguna manera tan grave. Simplemente eran dos o tres malos resultados, desde luego no todo derrotas, bastaba con un par de empates y se disparaban las alarmas.

Creo que se ha dado todos los años desde que vino el Cholo. Un desajuste, más alegrías de la cuenta, lo que sea. Pero otros años bastaba con volver a los orígenes, un par de partidos feos, de cara de perro, de no permitir que nadie se acerque al área... y mano de santo... el equipo funcionaba.

Pero este año, jugadores como Luis Suárez, Hermoso, Felipe... que a tan buen nivel rindieron antaño (unos meses que se han hecho eternos) hoy son la sombra de lo que fueron. Un tipo como de Paul que parece ser el centrocampista total con su selección parece metido en un laberinto sin saber que dirección tomar y Joao sigue sin salir de la adaptación. 

Todo empieza con el descoloque defensivo. No hay jugadores ni por asomo para cubrir los puestos y por allí acaba el proyecto. Ni defensa de cinco con atacantes reconvertidos, ni la de cuatro, ni Lodi... y encima la marcha de Trippier. De golpe lo que era un sueño ha acabado con el bloque.

Porque el fútbol es un deporte colectivo, de nada sirven los goles de Correa y Cunha, o los partidazos de Carrasco o Lemar, si el conjunto no acompaña. Y lo peor es que la depresión ha llegado al Cholo Simeone. Estoy seguro que no duerme por la noche y salvo momentos "de perdidos al río" como aquel segundo tiempo con el Valencia ha vuelto el fantasma de esos goles recibidos que el rival marca sin querer. Años oscuros en los que un servidor sólo podía escaparse al Resines a por el mini de cubata DYC-Cola.

Coincido con mis compañeros de tertulia en Aplasta Arteche. Sólo cabe atarse los machos, sacar el paraguas y esperar a que escampe, partido a partido, luchar cada punto y esperar a que venga la paz y las victorias. No hay milagros, sólo trabajo.

Aviso para navegantes: Aquellos que vean esto como una oportunidad para quitar al Cholo, haríais bien en buscar una alternativa. Corréis el riesgo de ser hacer del jeiterismo un modo de vida y por cierto muy pobre y muy sencillo. Basta con que no escampe y os daréis cuenta de que nada os gusta. Lo bueno que me ha traído el Cholo, lejos del conformismo, es una identidad. Veremos si se va y si es así, si otros lo consiguen.

Un abrazo del Abu

Pd. No consuman y nunca dejen de creer. Mañana al Metropolitano otra vez.

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